Canto a los desaparecidos

La música como canal de reflexión social.

A través de los años, muchos compositores han jugado un papel importante como juglares de los acontecimientos sociales que les rodean, y esta práctica aún continúa. En esta ocasión quiero hacer un breve recuento de aquellos que, a través de sus canciones, tocan un tema que actualmente duele en lo más profundo de México, pero que es una faceta cruda de la historia latinoamericana: las desapariciones forzadas.

Que alguien me diga si ha visto a mi esposo/ preguntaba la doña/ se llama Ernesto y tiene 40 años/ trabaja de peón en un negocio de autos/ llevaba camisa oscura y pantalón claro

La estrofa anterior podría confundirse con uno de los miles de letreros colgados en los puentes peatonales o postes de nuestro país; sin embargo, es la primera parte de la canción Desapariciones, tema de Rubén Blades, compuesto en 1983 en pleno auge de las dictaduras militares en América Latina. Y aún hoy su temática es tan vigente, que agrupaciones como Los Fabulosos Cadillacs, Mana, o el Sargento García han versionado.

La mexicana Julieta Venegas, en su último material titulado Algo Sucede, hace lo propio mediante el tema Explosión, donde refleja su preocupación por la indiferencia ante tanto caso de desapariciones forzadas y motiva a sus escuchas a la reflexión cuando entona melodiosamente las frases: Que explote todo por aquí, que todo despierte/ dime si vas a permitir que esto suceda ante ti.

La chilena Mon Laferte, que desde hace algunos años reside en México, no es ajena al dolor del pueblo que la rodea; y en su disco homónimo, incluye el tema Una Alma en Pena, que dice: Y me pongo a hacer una lista de tantos, tantos maldecidos/ en la patria que me adopta hay tantos desaparecidos/ y tengo tanta pena, tanta rabia en la garganta/ de esta humanidad distante, egoísta y que mata.

Son muchos quienes toman el tema de los desaparecidos en México en una canción o en sus conciertos, y para cerrar este escrito tengo que mencionar a Café Tacvba, Molotov, Lila Downs, Vicentico y a Sting, solo como muestra de los tantos que han hecho de su música un canal de denuncia, pero también, un mecanismo para generar conciencia en torno a la gravedad e impacto en la desintegración social que tiene este fenómeno en nuestro país.

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